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Cruzando límites

Cruzando límites. Las mujeres rurales en Canarias

Teresa González Pérez. Historia de la educación. 1 Edición. 2016. cartoné. 15x21 cm. 116 p. ISBN: 978-84-944972-4-7

La intrahistoria de las mujeres campesinas en Canarias, al igual que la del resto de mujeres del mundo, viene marcada por las circunstancias socio-económicas, políticas, culturales del lugar en una época determinada. En la primera mitad del siglo XX la población isleña tropieza con los efectos colaterales de las guerras mundiales sin ignorar la dura realidad del levantamiento militar y sus consecuencias (la guerra civil, la cruel represión, la posguerra y la férrea dictadura militar) padeciendo las penosas circunstancias y siendo víctima del sistema. Miseria y hambre, exceso de trabajo y lucha por la supervivencia, analfabetismo, restricciones, altas dosis de moralina y diversiones limitadas... eran sólo algunos de los aspectos que, por ese entonces, delineaban la vida cotidiana de las mujeres rurales; unas mujeres cuyo papel fue fundamental en el hogar, pero también fuera del hogar.
Las mujeres han sido símbolo de entrega, generosidad, trabajo, pilar de la familia, pueblos y sociedad isleña... rutinarias en su lucha por la supervivencia, porque no podían en arriesgar en experimentos, cambios y renovación, tenían mucho que perder, asegurarse el sustento y sometida a las circunstancias, fuerte presencia social. Todas las mujeres, analfabetas, cultas, trabajadoras (tejedoras, costureras, curanderas, rezadoras, panaderas, loceras, enfermeras, agricultoras, ganaderas, leñadoras, maestras, vendedoras, amas de casa, madres, abuelas...) todas responsables de la armonía cotidiana, multiocupadas en jornadas interminables, han desempeñado funciones vitales en la comunidad donde se desarrollaron.
Una mirada retrospectiva permite descubrir miles de isleñas, desde su status, desde el trabajo doméstico a las obreras y pobres que se hallan en la sombra de la historia, pero hay que recuperarlas como sujetos activos, para ello es preciso rastrear en las estadísticas globales, para recuperar el papel de las mujeres, conocer su comportamiento, sus estrategias para superar los imaginarios sociales impuestos.
En el ámbito privado, buena parte de las mujeres rurales, en tanto responsables de la unidad familiar, y sostenedoras de la economía doméstica, buscaron estrategias para sacar adelante a su familia, en una época en la que la carencia de productos de primera necesidad fue la nota distintiva. Sin descuidar los quehaceres «propios» de su género (tareas de la casa, educación de los hijos, cuidado de los más pequeños y ancianos, labores de auto-explotación familiar -agropecuarias o marítimo-pesqueras-), realizaron múltiples actividades para garantizar la subsistencia de los suyos. En muchos casos éstas tenían que ver con el aprovechamiento de los recursos naturales y/o animales y con ciertas destrezas manuales.
En el espacio público, su papel también fue prioritario. Empujadas por la necesidad se incorporaron a los distintos sectores de la producción, vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un mísero salario o bien de ciertos productos alimenticios. A título oficial, las mujeres no eran contempladas como asalariadas, sino como féminas dedicadas a «sus labores», y aunque la mayoría trabajó fuera de sus hogares, lo hizo en forma de economía sumergida, por lo que no contaban con contrato, con derecho a la seguridad social, ni con posibilidad alguna de jubilación…
Replegadas a una vida de trabajo, marcadas por el esfuerzo y el sacrificio, la educación formal fue para ellas un bien prácticamente inexistente, teniendo que conformarse con los aprendizajes recibidos tras las puertas del hogar. Las mujeres mayores, cuan maestras expertas de la «escuela de la vida», proporcionaban a las más jóvenes todos los conocimientos que necesitaban para deambular dentro y fuera del hogar.
Entre tantos quehaceres y responsabilidades las relaciones sociales quedaban reducidas a los encuentros que tenían que ver con el desarrollo de las actividades fuera del hogar. En ocasiones, dichas relaciones se entablaban en momentos excepcionales: durante las fiestas en honor al patrón del pueblo u otro tipo de festividades o a la luz de algún acontecimiento relacionado con las distintas etapas del ciclo vital.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN, 9
CAPÍTULO I
Aprendiendo a ser mujeres, 13
1.1 Infancia, juventud y transición a la vida adulta, 13; 1.2 Escuela, maestras y aprendizajes propios del género femenino, 14
CAPÍTULO II
Actividades económicas: la manera de ganarse el sustento diario, 19
2.1 Actividades de auto-explotación familiar, 25, 2,2 Actividades asistenciales y de servicio a los demás, 47; 2.3 Actividades extra-domésticas, 61
CAPÍTULO III
Avatares de la vida. La imposición de la trayectoria a seguir: soltería. Noviazgo, matrimonio y maternidad, 67
CAPÍTULO IV
Lugares de encuentro: entre el trabajo, la obligación religiosa y los momentos excepcionales de ocio, 81
CONCLUSIONES, 87
BIBLIOGRAFÍA, 89
APÉNDICE DOCUMENTAL
Siete mujeres, siete islas, 91
Mujeres rurales de Gran Canaria, 106
Las mujeres renuevan el campo isleño, 111


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